jueves, 28 de mayo de 2009

Permiso para enloquecer


Los culés tienen desde hace meses una arma verdaderamente eficaz contra cualquier mal: un equipo radiante, un conjunto con aires de Peter Pan, un técnico milagro, la felicidad más pura. Desde ayer además cuenta con el rango que otorga el título de los títulos. La orejuda, el mayor de los premios. Una copa que ha dejado al barcelonismo entre la vigilia y el sueño. Levitando en una historia perfecta más propia de la ficción que de la realidad; como soñar de día y retomar el sueño justo donde lo dejamos al día siguiente.

En Roma los de Guardiola volvieron a rozar la perfección. De nuevo rompiendo moldes, ridiculizando los pronósticos más pesimistas, dejando atrás uno por uno todos los aforismos que acompañaban esta final de leyenda. Puede que por increíble. Quizás por su belleza. Seguramente por ser único. Nadie ajustó en las previsiones para este Barça. Como ocurre a menudo en el arte con las grandes obras, uno no estaba preparado para asimilar su grandeza de buenas a primeras. Hablar de triplete en pretemporada sonaba a boutade desde luego, y hasta hace unas semanas aún ruborizaba a muchos la idea.

Pero a veces las cosas más prodigiosas ocurren. Como ayer. Sin Márquez ni Alvés. Con Touré de central. Frente al mejor equipo del mundo. Con sus mejores jugadores a punto. Y eso que el partido arrancó con mucho de Cristiano y sin noticias del Barcelona. Presionaban los delanteros del Manchester al Barcelona y Valdés lanzaba balones al cielo. Sin noticias de Xavi e Iniesta, menos aún de Messi y Henry, Cristiano limpiaba defensas a su antojo poniendo el miedo en el cuerpo. Como en una falta que enredó a Valdés y anticipaba desastres.

Apenas habían pasado diez minutos y el ManU lograba lo que nadie había hecho esta temporada: quitarle el balón al Barcelona. Pero de nuevo Eto'o, ¡Otra vez, él! salió al rescate en una final tras la primera aparición de Iniesta. El de Fuentealbilla vio luz donde otros intuyen meandros laberínticos. Se coló entre una red de piernas con un arranque sublime y tiró un pase medido a Samu. El camerunés rompió a Vidic y de puntera lanzó un guiño a su tanto de París.

Con el marcador a favor los de Guardiola enterraron temores y se soltaron para ofrecer otro recital coral. El primero en sumarse a la fiesta fue Messi, que esperó su momento para ir creciendo con cada minuto. Filtrando el juego azulgrana como un mediocampista más, tirando paredes con Xavi e Iniesta en un rondo memorable. Atrás Piqué refrendaba su condición de revelación en el mejor escaparte posible. Y arriba Henry mostraba uno de esos detalles que le han convertido en mito: recorte seco a Ferdinand y toque suave que esta vez alcanzaba Van der Sar. Clase y elegancia sin recompensa.

Achuchaba el Barcelona y fruncía el ceño Ferguson, incapaz de dar con la tecla -primero con la entrada de Scholes y Tévez, y luego con Berbatov- para agobiar al Barcelona. Menos aún. Con todo el arsenal ofensivo en la cancha, los ingleses ofrecían una propuesta deslavazada: con el equipo partido en dos y Cristiano perdido en una épica sobreexcitada. Con el ManU desordenado en batallas individuales, al Barça le bastó con una rareza de un enano argentino. Fue cosa de una pulga que se disfrazó del mejor Jordan para quedarse suspendido en el aire y firmar un cabezazo histórico. Puyol roba, Xavi centra y Leo firma el vuelo más hermoso de su carrera. Así. Pim-pam-pum y 2-0 para escribir una de las páginas más brillantes de la historia del barcelonismo. Ahora toca disfrutarlo, los milagros sólo ocurren muy de vez en cuando y este Barcelona lo es.

viernes, 15 de mayo de 2009

Corazón de león


De pequeños todos teníamos algún un amigo como Touré Yaya. De esos que si te metías en líos sabías que simplemente estaban ahí para echarte una mano. Que con su sola presencia podías hacerte el chulo y acojonar al tipo que se encargaba de convertir tu adolescencia en un infierno. Así es este marfileño de 26 años: un antihéroe con cara de bonachón y un corazón enorme.

No busquen interpretaciones sofisticadas, Touré habla más bien poco. Incluso cuando se convierte en el héroe inesperado de una final. "Muchas veces mi mujer me dice que chute un poco más a portería", dijo ayer risueño. "Fue un gol normal. La jugada me salió bien porque avancé y lo único que podía hacer era chutar". Y punto. Que nadie le busque tres pies al gato: Touré se encarga de rebajar su leyenda al terreno de la normalidad.

¿Y la afición del Barça? encantada, claro. Puede que les haya puesto de los nervios esa parsimonia con la que conduce el balón. Esos andares torpes. Pero se ha ganado el cariño a base de esfuerzo. Jugando con una hernia discal. Poniendo el pie en cada jugada. Ejerciendo de fiel escudero de Xavi e Iniesta. Destemplando a Drogba. Rompiendo redes con sus conocidos Yayazos. Incluso se atreve con la botifarra.

Y eso que Guardiola parece empeñado en alejarlo de la portería rival. Primero como ancla en el mediocampo y ahora como central. Muy lejos de la versión que mostró en el Olympiakos y sobre todo en el Mónaco, donde aún recuerdan sus increíbles galopadas. Una barbaridad.

Su próximo reto será Roma donde todo apunta a que repetirá como central. Junto a Piqué. Enfrente estarán Rooney, Berbatov, Tévez y Cristiano. Un examen dificilísimo que la Yaya asume sin miedo y con la mayor de las ambiciones: "Éste es el año del Barça".

jueves, 14 de mayo de 2009

De recreo en Mestalla


Abusón como de costumbre, el Barcelona se llevó la Copa con toda la naturalidad del mundo. Aterró en Valencia el mismo día del encuentro, se vistió de corto y se fue con el título en el bolsillo. Así de sencillo. Certero, claro y demoledor. Esta vez no hizo falta milagro, ni siquiera reparó el equipo en la épica. Le bastó con mirarse al espejo y no desobedecerse para convertir Mestalla en un su recreo. Fue como esos partidos que se juegan en el patio de la escuela y que siempre gana quien escoge a los buenos.

Ni siquiera un inicio inquietante del Athletic -con el tanto de Toquero- alteró a un Barcelona seguro de su suerte, convencido de sus posibilidades y casado con el talento. Lo intentaban los bilbaínos desde la presión a la defensa del Barcelona. Pero Piqué y Touré se iban a los laterales para alejar a los delanteros del Athletic de Xavi. Y claro, con el de Terrassa en su salsa, mascullaban los dientes los bilbaínos y se iba creciendo el Barcelona. Tanto que el Athletic flotaba por Mestalla como un ovni desorientado en una cruzada imposible: quitarle el balón al Barcelona.

Sin embargo fue en una jugada aislada, por obra y gracia de un secundario de lujo, cuando el partido dio un giro decisivo. Fue cosa de un marfileño con un corazón enorme. Tan grande como el golazo que se inventó en una jugada Messiánica. De una fuerza prodigiosa. Tras el tanto el Athletic hizo un clic. Un bajonazo de adrenalina en toda regla tras semanas de grandes expectativas, promesas y sueños felices. Como un puñetazo en la boca del estómago.

Sin concesiones de ningún tipo, los de Guardiola maduraban la trama a su antojo, con toda la transparencia del mundo. Sin medias tintas. Desvelando las angustias e imperfecciones de un Athletic que despertaba del sueño a gritos y reparaba en su destino fatal. Primero con un tanto de Messi que puso patas arriba la segunda mitad. Hizo lo que quiso, cuando quiso y cómo quiso. Sin más. Después Bojan, con un gol muy serio. Cosa fina. Con una definición del mejor Ronaldo, del Henry más delicado. Y finalmente Xavi, encantado de sí mismo, con un golazo de falta.

¿Y el Athletic? en las gradas con un nudo en la garganta, en el campo un tormento. Verlos correr con toda la fe del mundo y todo perdido era conmovedor. Como en esos documentales donde aparece un felino persiguiendo a su presa y conoces su destino pero mantienes la esperanza de que logre escaparse. Con el pitido final, el Barça era una fiesta y el Athletic caía en la cuenta de los sueños rotos. Con Yeste desolado. Con Etxebarría roto. Y con Caparrós hundido: "Pido perdón a los hinchas. Veníamos con la ilusión de conseguir el título, pero chocamos con el aplastante talento del Barça".

jueves, 7 de mayo de 2009

El Barça cambia su historia


Esquivo por lo general con la épica y complaciente con los finales mustios, el Barcelona enterró complejos históricos y refundó su historia en Stamford Bridge. Lo hizo poniendo fin a su habitual afectación. Con toda la crudeza del mundo ante el rival más mezquino.

Su torrencial propuesta futbolística se apagó durante más de noventa minutos pero explotó como un torbellino en el último suspiro. En el 93'. Pura vida. Dolor, vibración y gozo en los pies de Andrés. Andrés Iniesta, claro. Lo puto gusiluz. El ángel de Fuentealbilla. Fueron unos segundos con un nudo en la garganta. Que sí, que no, que quizás. Algo de otro mundo. Probablemente un milagro. La mejor de las noticias. De esas que llegan cuando nadie las espera. Un obús con luz cegadora que aceleró corazones y le siguió un viaje a la felicidad.

A partir de ahí, el mayor de los desparrames y un puñado de lágrimas. Tal cual. Iniesta sacándose la camiseta, Guardiola corriendo como un poseso, y una piña de jugadores azulgranas lanzando guiños al sector culé. ¿Y en las casas? ¿Y en los bares? abrazos cómplices, besos a desconocidos, ojos enrojecidos y millones de gargantas esforzadas. El mundo patas arriba y unos segundos de plenitud incomparable.

Antes, el Chelsea, puso en aprietos como nadie a los de Guardiola. Con la misma receta del Camp Nou. Con el mismo diálogo. A preguntas largas, respuestas cortas. Con el Barcelona yéndose por las ramas, divagando en el toque, Essien se inventó un disparo majestuoso, seco y demoledor como el propio Chelsea. Lo intentaba una y otra vez Iniesta sin suerte. Se embarullaba Messi. Se agobiaba Eto'o. Aguantaba el chaparrón Touré. Y aparecía una y otro vez el mejor Valdés que uno recuerda.

Sin rastro del Barcelona, el Chelsea fortificaba su defensa y tiraba pases a Drogba y Anelka con todo el peligro del mundo. Tanto que expuso todas las vergüenzas del árbitro Tom Henning, mal en la expulsión de Abidal e incapaz de pitar un penalti claro de Piqué a Anelka. Hasta que apareció Iniesta, ¿quién sino?, para lanzar un pase a la red de Cech, recuperar nuestra fe y abrir todos los caminos a Roma. Un resquicio de talento tan grandioso que uno no puede dejar de disfrutar a sabiendas que con cada escucha, con cada visionado, se va apagando esa mecha bulliciosa de las primeras veces.


miércoles, 6 de mayo de 2009

Arsenal de Cristiano


Cristiano Ronaldo se gusta tanto que genera adhesiones y rechazo por igual. En el campo se sabe el rey del mambo y fuera de él es igualmente ostentoso. Ante el Arsenal volvió a reivindicar su rango en Europa y dio carpetazo a la leyenda que le persigue de jugador menor en los grandes envites. Fue un verdadero demonio, un abusador en toda regla para un Arsenal aniñado, abrumado por el juego coral de un ManU maduro en defensa y con instinto asesino en ataque.

No hay otro Cristiano y tampoco hay otro Manchester. El portugués es ahora mismo el futbolista más decisivo de la Champions. Cuando recoge el balón suenan tambores de guerra. Se arranca a correr y los rivales doblan las rodillas. Y el ManU domina como nadie todos los registros. Cuando atacan lo hacen en manada. Y en defensa no hay otro tan generoso en el esfuerzo. Es ante todo el grupo más maduro de la competición. Mantiene su fútbol de arreones de siempre, pero ahora es mucho más: sabe calentar o enfriar el partido cuando le conviene.

Los números de Ronaldo fueron tan implacables como el repaso de los de Ferguson: marcó dos tantos y dio otro. Fin. 1-3 y adiós al sueño del Arsenal más estilista de los últimos años. El de los Cesc, Nasri, Van Persie, Walcott y Adebayor. No hubo milagro, sólo la confirmación de un equipo insaciable con el éxito y poderoso como pocas. Ahora les aguarda Roma. Se lo han ganado a pulso.

martes, 5 de mayo de 2009

La Pérfida Albion


El Chelsea se ha convertido en los últimos años en poco menos que el mal para el aficionado culé. En Barcelona existe un pensamiento único sobre la idea del buen fútbol, sólo concebido desde el trato delicado al balón y el Chelsea es un rival especialmente cruel con el lirismo. Es mezquino con los errores del rival, ávido en los rechaces, enérgico en la destrucción, demoledor arriba y avaro con el marcador a favor. Como dijo en su día Sacchi "si nadie juega bien, el Chelsea siempre gana". El miércoles aplicará todas sus herramientas para desnaturalizar al Barça:

Ritmo Premier Sólo ocurre en la Premier. Es puro vértigo. Los partidos se agitan a base de defensas y delanteros, sin rastro de medios. Se enciende la mecha con transiciones de vértigo y todo se pone patas arriba. En ese contexto de ida y vuelta el Barça está muerto. No tiene físico y sin el balón es un equipo muy vulnerable. Seguro que habrá 20 minutos de agobio. Si el Barça no sale muy mal parado (Valdés debe mostrar su mejor versión) tendrá opciones. El balón ha de rodar por abajo. Xavi e Iniesta deben filtrar el partido. Desactivar el juego directo a base de paciencia.

Balones aéreos Aunque Guardiola defiende los números del equipo esta campaña en jugadas a balón parado, las sensaciones no son nada buenas. El primer gol del Valencia, los dos del Bernabéu... con gente como Terry, Ballack y Drogba cualquier despiste será muy penalizado por los blues.

Físico, choque, segundas opciones El Chelsea es probablemente el equipo más físico de Europa. De Cech a Drogba pasando por Terry, Essien o Ballack. En un partido inspirado esa intensidad es pura demolición. Energía nuclear para un mediocampo con Iniesta y Xavi. El Chelsea buscará el choque con balones a Drogba. De ahí espera sacar segundas opciones para Anelka, faltas en la frontal y evitar la presión arriba de los delanteros culés. La presión del Chelsea empezará arriba. A los dos centrales del Barça (Piqué y Cáceres o Abidal). Alves deberá oxigenar la salida de balón del Barça. Xavi debería retrasar su posición para mejorar la circulación y Messi sumar en la media como hizo en el Bernabéu.

Stamford Bridge "El gran problema para el Barça serán las medidas de Stamford Bridge, allí cada pase largo es una ocasión de gol", lo dice Cesc, que lo ha vivido en primera persona. Y lo sabe bien el Barça que sufrió 30 minutos de una intensidad abrumadora hace unas temporadas. Las bajas de Puyol y Márquez en este sentido son la peor de las noticias para Guardiola.

Henry o Keita La presencia de uno u otro cambiará mucho la cara del Barça. Con Henry el Barça mejora en juego sin balón, en pegada e intimidación. Con Keita pierde posesión (Iniesta jugaría arriba) y gol, pero mejora en la recuperación. Sin Keita el Chelsea atacará a Xavi e Iniesta con marcajes al hombre y mucho contacto.

Cáceres Hiddink seguro que prepara algo. Sabe que el uruguayo acostumbra a ser un foco de problemas. Falto de cuajo para la máxima exigencia, el Chelsea tratará de forzarlo para que cometa errores a base de presión y buscándole la espalda con balones largos. Si juega Abidal de central, el Barça mejora en experiencia pero visto lo visto en la última Eurocopa no es ninguna garantía.

lunes, 4 de mayo de 2009

Gloria Aeterna


Minuto 19. Puyol alza el brazo. Xavi le tira un guiño. Piqué hace la pantalla a Metzelder. Xavi centra preciso. Silencio en las gradas. Se levanta Puyol. Cabezazo a la red sin oposición... y catarsis: Puyol persiguiendo la felicidad, besando la senyera del brazalete, lanzando puñales al enemigo eterno, en el Bernabéu. Puro placer azulgrana. Historia viva. Fin a la resistencia y estruendo culé.

Era de justicia que el destino le reservase un momento de gloria eterna. A Puyol, claro. El único futbolista que se dejó el alma en el vestuario mientras Rijkaard se descomponía y los cracks se abandonaban. El mismo que corre en cada balón con la mandíbula desencajada. Con el ceño fruncido cuando todo el mundo se encoje de hombros.

Por eso todo el barcelonismo remató de cabeza ese centro de Xavi que Puyol envió con furia a la portería de Casillas. Fueron unos segundos de trance y un final de leyenda. Ocurrió con el empate en el marcador. Con el Madrid hipnotizado por el tuya mía azulgrana en un rondo tántrico. Con el corazón en un puño los blancos y enérgicos los culés. "La temporada pasada fue uno de los peores dias de mi vida y esta ha sido la mejor noche de mi vida", dijo Puyol aliviado.

Luego vendrían cuatro goles más en clave azulgrana en una goleada histórica, vertiginosa en lo emocional como corresponde a este tipo de envites, y desde luego terapéutica para el Barcelona tras dos años de desengaños. El gol de Puyol tampoco pasó desapercibido en Francia donde l'Equipe resaltó así un tanto que perdurará en los anales de la historia azulgrana:

Puyol a donné l'avantage aux Blaugrana[...] qui a fêté l'événement devant le peuple de Castille en embrassant goulument son brassard aux couleurs de la Catalogne, encore un symbole