sábado, 14 de febrero de 2009

Bojan: Inocencia interrumpida

La trayectoria de Bojan Krkic traza los lugares comunes de los grandes. Ya de pequeño se convirtió en la comidilla de los técnicos de la Masia. No había dudas sobre este enclenque ariete de padre serbio y madre español. Su futuro era el primer equipo y fue quemando etapas haciendo un pulso a desafíos superiores a los de su edad. Más de 800 goles en categorías inferiores le valieron para debutar el 24 de abril de 2007 con el primer equipo en un amistoso ante el Al-Ahly marcando, además, el segundo gol de los azulgranas. Era el inicio soñado de cualquier futbolista, un debut que proyectaba un nuevo fenómeno relámpago al estilo Raúl, una enérgica esperanza para un Barcelona que iniciaba, parsimonioso, su descenso a los infiernos. Su incursión en el Barça de Rijkaard fue ganando enteros a medida que los cracks dimitían. Con un Ronaldinho jugando a cámara lenta, sin la zancada portentosa de antaño, convertido en un futbolista útil en el juego de asociación pero incapaz de resistir una mínima comparación con su mejor versión. Con un Eto'o dinamitando el vestuario con declaraciones bochornosas e inmerso en un calvario de lesiones. Y con un Deco lejos del futbolista total que dinamizaba la máquina blaugrana. En esas apareció Bojan mostrando detalles para soñar: intuitivo, goleador oportunista, atrevido, con retazos de jugador de fútbol sala.... y además con ángel. A la espera de medirse en los grandes partidos, Bojan emergió como la promesa de un futuro mejor en un equipo empachado de éxitos, incapaz de gestionar elogios y en caída libre. Sus goles fueron una de las pocas buenas noticias del final del Barcelona de Rijkaard.
Una temporada más tarde, con un equipo renacido por el contagioso optimismo de Guardiola y una autoexigencia mayor, Bojan no acaba de encontrarse. Justo ahora que todo rema a favor, el rendimiento del ariete ha dejado dudas sobre su auténtico potencial. La presión de las expectativas, el excelso nivel mostrado por Messi, Eto'o y Henry, y la falta de confianza de Guardiola ponen en entredicho el esperado papel de protagonista que muchos atribuyan para él esta campaña. Sus actuaciones en la Copa, donde ha dejado destellos de buen goleador, no esconden algunos síntomas preocupantes. Le falta freno, le sobra ansiedad y parece sufrir en el campo. Uno tiene la sensación de ver a un niño rodeado de hombres en el campo con ese aspecto de sempiterno adolescente. Se va al suelo con facilidad, no resiste el cuerpo a cuerpo y el primer control muchas veces se le va. Su mejores maniobras siguen dándose en el área, donde mantiene ese ángel de cara a gol con el que parece haber nacido. Su habilidad ratonil y ese driblin en corto -que se resiente en distancias largas- le ha valido algunas comparaciones con Saviola, aunque Bojan posee más recursos técnicos y mayor presencia en el juego.
Lo mejor es que no se arruga: sigue intentando el uno contra uno, prueba el disparo en cuanto tiene ocasión y en algunos encuentros como en la vuelta ante el Atlético, mostró su mejor versión con la confianza de los goles. Su evolución esta temporada en la Copa marcará su futuro en el Barça, donde a día de hoy se mantiene la incógnita de Eto'o para la próxima temporada y suenan futbolistas como Villa o Benzema.

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